Corrales, es un pequeño poblado junto a la rivera del Río Tepehuanes, en el municipio del mismo nombre; como otras comunidades enfrenta los desafíos de las zonas rurales, la falta de empleo y acceso a servicios de calidad. Se encuentra casi a la mitad entre la rúa que conduce a de Santiago Papasquiaro a Santa Catarina de Tepehuanes.

En su antiguo trazo queda la huella de movimiento y estabilidad que se vivió en otros años, el paso del tren que se encuentra a poco menos de un kilómetro se encuentra desolado; en las charlas que surgen vienen a la mente los recuerdos del ferrocarril, la gente que llegaba y la que se iba, el cine y los dulces que traía consigo. Hoy, queda tan sólo el terraplén, y junto a él una pequeña parada donde la gente esperaba el ferrocarril. En un letrero sobre la pared de la caseta, la pintura descarapelada deja ver el nombre Los Corrales, y a su lado marca la distancia: 102.4 kilómetros hasta la capital.
Los rieles, supuestamente, los iban a levantar otras personas, pero ahí es donde entran los contras, porque vinieron una personas con camiones a ocupar gente de aquí y empezaron a levantar las vías, pero se le llamó a la ley, la ley vino y los agarró a ellos (los de aquí) y los metieron al bote… y de todos modos ¿dónde quedaron los rieles?