Surgido del sincretismo y mantenido por la fuerza de lo mexicano, el día de muertos es una de las festividades más populares del año. El aura que rodea a los primeros días de noviembre llenos de emotividad, memoria y misticismo encaja naturalmente con los colores amarillos y el aroma dulce de la comida. Llenos de flores las afueras y los adentros de los panteones, visten de diferentes tonalidades de algarabía por el día y en la noche las luces tenues de las veladoras encendidas con su flama esquivando al viento.
Usted puede enajenarse, ser apenas parte de ello, pero el detenerse un poco y liberar los sentidos permite entender la fuerza que trae consigo este día, que convierte, al menos por unas horas, los fríos cementerios en acogedores recintos de festividad.