No es culpa del inevitable choque de culturas, nadie inventa nada y la llegada y mezcla de personas de otros estados en Santiago Papasquiaro no es una calamidad. Hace años sucede, aunque actualmente sucede más. La gente que viene de fuera trae consigo ideas diferentes, buenas o peores; modos de vivir distintos que, tal vez, no estamos acostumbrados a ver. No obstante, lo que hacen deshacen y derrumban, no es que pase por abuso, sino por liviandad de los que aquí ya tenemos tiempo.
…Tiempo añorando sitios ajenos, esculpiendo halagos a ciudades que no conocemos, queriendo lo que no puede haber aquí, iluminando sueños que pintan lindo hasta a otro país. Pero sobre este valle, y esta sierra poco o nada tenemos que decir. Bandas y cerveza y poco más que un muerto nuevo en la maleza, casi nada que decir. Repulsión y dejadez. Sin terminar de ser de aquí, sin alcanzar a ser de allá, no apostamos por lo que tenemos aquí, no imaginamos bonito lo que queremos vivir, no imaginamos…